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Bachué, madre del altiplano

  • Foto del escritor: Juan Barón
    Juan Barón
  • 6 ago 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 6 ago 2024

En el corazón del altiplano cundiboyacense, donde las montañas se elevan majestuosas y los páramos se visten de neblina, se encuentra una obra de arte monumental que rinde homenaje a la madre ancestral de estas tierras: Bachué. Esta creación, ubicada en el Tybyn Ecolodge en Arcabuco, Boyacá, no solo es una representación visual, sino una conexión profunda con la mitología y la naturaleza que han dado vida a esta región.


Cliente: Tybyn Ecolodge | Medidas: 8 x 3 metros | Ubicación: Arcabuco, Boyacá, CO

Representaciones

Fauna:

  • Águila paramuna: Símbolo de la fuerza y la libertad, este majestuoso ave sobrevuela los páramos, vigilando y protegiendo el territorio.

  • Colibrí Príncipe de Arcabuco: Conocido científicamente como Coeligena prunellei, este colibrí es un guardián de la pureza y la belleza natural, recorriendo los valles y montañas con su vibrante plumaje.

  • Anaconda: Representa la conexión con la tierra y el agua, y es un símbolo de transformación y renovación.



Personajes mitológicos:

  • Bachué e Iguaque: Inspirados en las descripciones de Fray Pedro Simón, estos personajes mitológicos son emblemas de la fertilidad y la vida que emana de la tierra.


El mito de Bachué

Según la crónica de Fray Pedro Simón de 1626, al amanecer del mundo, entre las empinadas sierras cubiertas de páramos y espesas neblinas, emergió de las aguas de una laguna la gran madre llamada Bachué, también conocida como Furachogua, que significa “mujer buena”. Acompañada por un niño pequeño, Bachué cuidó de él hasta que creció, y juntos dieron vida a todas las personas que han poblado las montañas y valles del altiplano durante siglos. Al final de su misión, ambos retornaron al santuario transformados en enormes serpientes, simbolizando la eternidad y la continuidad de la vida.



Símbolos y significados

La madre sagrada, Bachué, habita en los ríos, lagunas, páramos y venas de nuestro territorio. Sus hijos, los humanos, están representados en el cuerpo de aves como los “príncipes de Arcabuco” (Coeligena prunellei), quienes tienen la responsabilidad de recorrer el territorio, cuidando y manteniendo la pureza de la tierra que les da vida. El espíritu de la serpiente, presente en los ríos, el tiempo y los ciclos de la vida, es un símbolo de renovación y transformación. Este símbolo ha sido representado constantemente en la alfarería, tanto en ollas ceremoniales como de uso cotidiano, y en la orfebrería de los antepasados conocidos como Muyscas.



Conclusión

La obra “Bachué, madre del altiplano” no solo es una pieza artística de gran envergadura, sino también un recordatorio de la rica herencia cultural y natural de la región. A través de sus representaciones de fauna y flora, y la evocación del mito de Bachué, esta obra invita a los espectadores a reconectar con la tierra y sus raíces ancestrales, promoviendo un sentido de respeto y responsabilidad hacia el medio ambiente y la historia que nos define.

Esta creación en el Tybyn Ecolodge es un testimonio del poder del arte para narrar historias y preservar la memoria colectiva, convirtiéndose en un faro de inspiración para las generaciones presentes y futuras.


Esta creación en el Tybyn Ecolodge es un testimonio del poder del arte para narrar historias y preservar la memoria colectiva, convirtiéndose en un faro de inspiración para las generaciones presentes y futuras.








 
 
 

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